Siempre el fin de un año con sus dos fiestas tan convocantes invita a una reflexión serena. Los distintos sectores que integramos el hacer cotidiano de nuestra Argentina debemos realizar introspección. El primer camino a transitar debe ser el del encuentro. Para que ello se posibilite la conjunción binaria de nosotros y ellos, amigos y enemigos debe evitarse. Si hay encuentro podremos coincidir en logros y fracasos. El primer fracaso compartido sigue siendo la pobreza robusta. Tiempo atrás me decía monseñor Lozano que al delito se lo combate con más escuela, con más deporte, con más barrios solidarios, y agregaba algo muy importante: a las cárceles van los delincuentes pero en ellas no se solucionan las causas de la violencia y el delito. Si acordamos como encarar las dos grandes asignaturas pendientes: pobreza y violencia con todas sus caras, seguramente a los otros temas resultará más fácil encaminarlos.
Siento que Argentina está desordenada en su potencialidad. Se habla mucho sobre el modelo, pero no se evidencia una Argentina planificada. La invitación al consumo no tiene correlato con la infraestructura necesaria para tal convite. Para ser más clara: comprar autos o motos resulta más fácil que luego poder usarlos. Las naftas de menor costo, no cotizan en los surtidores, a tal punto que Ismael Marcón, representante de los trabajadores del sector, me decía que hoy, hay una anarquía tal que necesita imperiosamente de una verdadera ley de hidrocarburos. Los edificios no prevén cocheras suficientes, el valor del alquiler de las mismas, es tierra de nadie. Las grandes urbes no están diseñadas para el número actual de vehículos que transitan sus calles. Ante las altas temperaturas climáticas, adquirir un equipo de aire acondicionado resulta fácil y accesible. Pero casi en paralelo a la oferta y facilidad para su compra, la recomendación es de no usarlos porque colapsa el sistema energético. Podríamos seguir enumerando ejemplos que muestran que Argentina planifica sobre su inexistencia. Se incita al consumo, éste responde y luego sencillamente “no hay con qué”.
Días atrás Elías Soso, presidente de la Asociación Empresaria de Rosario me contaba que en el año se habilitaron 1388 nuevos negocios. Dato que compartió con el director de la Empresa Provincial de Energía, Ing. Cantalejo. Ante el bautismo de los cortes energéticos para la temporada estival en la ciudad de Rosario y alrededores, Soso remató diciendo: “Vamos detrás del crecimiento de la ciudad”. Si esto mismo lo trasladamos al ámbito de la justicia, y tomamos el fuero laboral de Rosario, este año ingresaron un 40% de juicios laborales más que en el año 2010. Nueve jueces deben resolver sobre 26 mil causas, cuyos expedientes se generaron en el 2011. Es imposible pensar que cada juez deba impartir justicia en casi tres mil causas.
El consumo de carne es el más bajo de los últimos 90 años, 53 kilos per cápita. Esto ocurre porque la carne se encareció dado que no hubo política interesada en incrementar el stock ganadero, por lo que además hemos perdido mercados importantísimos. Lo increíble es que nos hemos volcado al consumo del pollo (que cuenta con un subsidio de un dólar por kg.), y en comparación con el precio de la carne, no resulta una opción económica y rendidora. Las verduras y las frutas aumentan. Siempre aumentan por estacionalidad, por inclemencia meteorológica o por lo que fuese. En definitiva luego de escuchar el consejo oficial sobre cómo debemos cuidar nuestra ingesta diaria para prevenir enfermedades, por necesidad y algunos también por gusto, terminamos adhiriendo a la comida chatarra. Argentina está desorganizada.
De los 35 mil millones de pesos de recorte de subsidios, 25 mil saldrán del rubro consumo para ingresar al rubro servicio. Y aquí un elemento interesante de destacar: todos los ciudadanos pagaremos más por el servicio, pero el servicio no mejorará. El Estado recaudará aproximadamente 5 mil millones menos de IVA por esta transferencia de dinero que sale del circuito del consumo para ir al circuito de los servicios. Dicen los entendidos que en este próximo 2012, la soja tendrá un valor de U$S 380 a 390, de ser así, esto significaría 5 mil millones de dólares menos en concepto de retenciones. El titular de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, empieza a sentir dolor de cabeza. La Presidente sabe que Argentina tiene un problema de competitividad y pretende un techo para las paritarias, para encorsetar los aumentos salariales. Elije para esa meta la pelea y no la concertación. Este tema y tantos otros podrían acordarse en una mesa sostenida por tres patas: la presidente siente que sobran dos. No está dispuesta a aceptar condiciones que toda concertación implica. Pareciese que se siente llamada más a protagonizar una revolución que a una concertación. Argentina está desordenada.
Las hermanas Myria y Crisina, trabajadoras incansables de la solidaridad en el barrio Ludueña, me comentaron que para fin de año la gente que pertenece a su comunidad, desarraigadas de sus orígenes, desean volver aunque sea por unas horas a su lugar. Me pregunto tan difícil resultaría que el gobierno de la nación impulse planes de retorno a sus provincias a través de vivienda y trabajo para aquellos que hoy pueblan los cordones de los grandes conglomerados urbanos? Si esto se concreta sería un paso firme hacia una Argentina organizada.
Deseando el mayor de los éxitos en la intervención quirúrgica a la que se someterá la Presidente el próximo 4 de enero, es importante señalar que el manejo institucional de la noticia fue el acertado. Encarar la realidad con la verdad evita todo tipo de manejos y suspicacias que nada favorecen en este caso, ni a la protagonista, nuestra Presidente; ni a su responsabilidad institucional.