No caben dudas que la Argentina política se está reformateando. Los partidos van de fragmentación en fragmentación. Eso sí, la agenda la sigue manejando el presidente Milei, que también las sufre en su partido (LLA), antes de constituirlo. Tal vez sea el llamado mal de época.
Del PRO queda su historia y un poco más: CABA, y desde allí, debe Mauricio Macri jugar sus cartas con algún falso envido para evitar que Milei no se lo fagocite.
El partido Justicialista con su elección judicializada, pasó a ser la trinchera que eligió Cristina Fernández de Kirchner para rearmarse e intentar manejar la lapicera el próximo 2025.
Pareciera que adueñarse de los extremos es la consigna.
Macri a pesar de intentar derechizarse, no puede con un Milei que le gana con su extrema derecha.
El peronista Quintela intentaba -¿aún lo intenta?- ser el bastión que pueda expresar un peronismo no kirchnerista. Ha entendido que con el pasado es casi imposible construir futuro.
En el caso de la UCR, la creación del bloque “Democracia para siempre” es producto sencillamente de un dilema: estar o no con Milei. Entreparéntesis la oquedad de valores identitarios hace muy difícil decir NO cuando el oficialismo llama. Entonces (y esto se vive en todos los espacios), aparecen los oficialismos clandestinos que podemos definirlos así: “porque somos claramente opositores votamos lo que el oficialismo nos pide” . Es verdad que las circunstancias vuelven a los opositores posibles oficialismos, pero es por la empatía, antes eran los proyectos, lo que convierte a un grupo de dirigentes políticos en oficialistas.
El flamante bloque conducido por Pablo Juliano, intenta con esta escisión dar rienda suelta a las convicciones de los integrantes, tal vez buscando el reflejo lejano de Raúl Alfonsín. Allí está Facundo Manes que quiere persuadir con un proyecto que no grite, no insulte, y sí explique, escuche y dialogue. Tal vez demasiado para esta época, pero como dice Raúl Timerman “algún día la gente se va a cansar de los extremos” .
El Presidente insulta y desea manejar a los periodistas y a los medios. Con desagrado esta cronista vio como Martín Menem le pedía explicaciones y retaba a un periodista de TN, porque luego de haber entrevistado al Presidente donde éste insultó y agravió a Marcelo Bonelli (hombre de ese canal), el medio le otorgó derecho a réplica.
Pero todo pasa de largo porque el sector financiero está muy satisfecho con el hacer del gobierno. Sus negocios van bien. Y hay que sostenerlo. No importa la pobreza, ellos no la sufren. No importa la desocupación, no es su problema. No importa la parálisis de fábricas y comercios, ellos no tienen puesto su interés allí. Argentina deberá despertar de este letargo.
Carlos Pellegrini (generación admirada por Milei), afirmaba “Sin industria no hay nación”
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