“Lograr el cumplimiento de las metas fijadas por la ONU exige fuertes liderazgos mundiales. Pero hoy existen sólo presidentes mesiánicos con aspiraciones de liderazgo”
PUNTOS DE ANÁLISIS
María Herminia Grande
Especial para El Ciudadano
Domingo 29 de abril de 2007
El año 2007 indica para los memoriosos, el inicio de la cuenta regresiva para el cumplimiento de las Metas del Milenio acordadas por los 191 países integrantes de la ONU. Lo refrendado establece que para el 2014 deberían estar cumplimentados siete de los ocho objetivos firmados: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Y el octavo objetivo, al cual no se le fijó un plazo, es el de fomentar una asociación mundial para el desarrollo. La realidad indica que la pobreza extrema y el hambre gozan de buena salud. La igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer encuentra enormes disparidades -en cuanto a su promoción- de acuerdo a las distintas culturas. La mortalidad infantil sigue esperando ser reducida, al igual que la salud materna ser cuidada. Probablemente el SIDA sea una de las pandemias sobre la que más se ha trabajado y avanzado, no así con el paludismo, la desnutrición, la tuberculosis. La sosteniblidad del medio ambiente “hace agua”.
Lograr exitosamente el cumplimiento de las Metas fijadas, exige de fuertes liderazgos mundiales. Hoy existen sólo presidentes mesiánicos con aspiraciones de liderazgo, y ausencia total de presidentes líderes modelo Siglo XXI. Este enorme vacío de conducción de ideas, cuya transformación en realidades dignifiquen al hombre y permitan que la vida sea transcurrida en plenitud; atrasan el logro de los Objetivos. Costándole incluso la vida, a muchos cientos de millones de personas. Paradójicamente el hombre avanza, pero no la humanidad. Tal confusión reina por ese vacío de liderazgos virtuosos, que mundialmente nadie discute el modelo chino. Es decir, ha quedado sólo para el entretenimiento de funcionarios del poder burocrático de las organizaciones mundiales, advertir sobre la violación de los derechos humanos, la falta de democracia y/o sobre el “intolerable nivel de soborno de las empresas chinas” según mencionó Peter Eigen, presidente de Transparencia Internacional. Este costado que se acaba de señalar, implica desconocer y/o desvalorizar las transformaciones ocurridas entre la China de Mao y la China de Xiaoping? La respuesta es absolutamente no. Pero tampoco implica, una vez más, rendir pleitesía y obsecuencia al éxito económico. Si existiese liderazgo mundial Siglo XXI, desde la política se estaría hablando sobre cómo posibilitar que las personas habitantes de este planeta adquieran calidad plenipotenciaria de ciudadano del mundo. Desde los sectores intelectuales se estaría trabajando sobre el paradigma de los valores en la interculturización. Y desde los sectores religiosos, se estaría tratando de acercar mucho más a Dios a este mundo y no a los habitantes de este mundo a Dios, dado que cualquier credo permite –de practicarse- un estado de valor de la solidaridad y amor al otro, antes que por impotencia, claudicar de la activa presencia en este mundo esperando que las respuestas del hoy queden para la divinidad del mañana.
Otra consecuencia de la hoquedad mundial de liderazgos del siglo XXI es, que si nadie se encarga de mostrar lo contrario, toda una sociedad global puede quedarse con una premisa propia del retroceso: “modelo exitoso, no se toca”. Después de todos los avances científicos-tecnológicos del siglo XX, la sociedad del siglo XXI en vez de ser la sociedad del conocimiento va en camino a ser la sociedad del consumo? Y si lo que estamos viviendo no es el camino de la sociedad “del consumo”, por qué no surgen los precursores que toda sociedad necesita para llegar a su verdadera desnudez?
Por estas horas, una vez más en Argentina, denuncias cruzadas de corrupción, ganan títulos y espacios mediáticos. En momentos pre-electorales se usa la columna vertebral de toda democracia, cual es el recinto legislativo en donde los representantes del pueblo deben decidir y juzgar políticas, para convertirlo en la prolongación de “agonizando por un sueño”, como se tituló la semana pasada. El cambio de actores no ha alterado la rutina. La de gritar en vez de hablar, distraer en vez de concentrar… en definitiva usar a la democracia y en ella cercenar posibilidades y futuro. La hoquedad de liderazgo mundial no excusa las responsabilidades de un jefe de Estado. En 1977, por los sobornos de la Lockeed, Estados Unidos aprobó el Acta de Práctica Corruptas en el extranjero, que prohíbe a las empresas norteamericanas sobornar a funcionarios extranjeros. Hace una década la Unión Europea se sumó a esta ofensiva, firmando la Convención Antisobornos para la Cooperación y del Desarrollo Económico, prohibiendo las deducciones impositivas que algunos países daban a sus empresas, por los sobornos que éstas pagaban para ganar contratos. En 1997 , a esta cruzada antisoborno se sumó Latinoamerica a travéz de Argentina, Brasil y Chile .
En estos momentos de confusión el presidente Kirchner debiese aferrarse al cumplimiento de lo firmado por Argentina e invitar a la región, a comprometerse en esa cruzada antisobornos.
Kofi Annan, refiriéndose a las Metas del Milenio y a su concreción dijo: “Aún tenemos tiempo para alcanzar los objetivos en todo el mundo, sólo si logramos romper con la rutina». Su concepto bien puede adecuarse a la Argentina de hoy. Sólo se trata de que la sociedad toda esté dispuesta a romper con la rutina.