Hacia dónde va Hugo Chávez?

PUNTOS DE ANÁLISIS
María Herminia Grande
Especial para El Ciudadano

La pregunta es hacia dónde va Hugo Chávez? La respuesta más sencilla y lógica es: a ocupar el espacio de liderazgo latinomaericano que los líderes naturales dejaron vacante. Hugo Chávez, sentado en el sillón de la presidencia de la cuarta economía latinoamericana, refrendó su liderazgo en Venezuela con el 63% de los votos. En esta ocasión la oposición dijo presente a través del candidato Manuel Rosales, en la convicción del error cometido en las anteriores elecciones legislativas, cuando retirándose de la contienda, dejó hasta el día de hoy la totalidad de las bancas del Poder Legislativo venezolano en manos del oficialismo.
El 2006 marcó un amplio calendario electoral para América latina. Salvo, como se dijo, Chávez con el 63% y Álvaro Uribe en Colombia, con el 62,23% de los votos, ambos en primera vuelta; en casi todo el resto de los países, los candidatos presidenciables debieron afrontar segunda vuelta electoral. Si hay algo que el líder cubano Fidel Castro le transmitió con claridad, es aprehender el sentido de la oportunidad, y el “buen alumno” Chávez salió a hacer realidad la premisa del maestro. Así es como para esta jugada y a manera de “punteros” lo tiene a Evo Morales en Bolivia, a Daniel Ortega en Nicaragua y a Rafael Correa en Ecuador. La ocasión entonces no puede ser mejor para el presidente bolivariano, ante la enorme crisis brasileña, el desentendimiento de Estados Unidos sobre Latinoamérica y la extraordinaria liquidez de la renta petrolera venezolana –hay que recordar que cuando Chávez se hizo cargo por primera vez del gobierno de Venezuela, el precio del petróleo era de U$S 12 el barril y ahora está a U$S 70–. En la premisa de su política exterior necesita hacer del Mercosur, su “bloque regional de poder”. En la Cumbre de Presidentes de esta semana en Río de Janeiro, Chávez mencionó que “al Mercosur hay que reformatearlo” ya que “lo que nos contaminó a muerte es el neoliberalismo”. En la visión chavista está anunciando la jugada con la cual intenta desconectar al bloque Mercosur de la globalización neoliberal –léase Estados Unidos–, creando un Estado Regional con economía protegida –por eso reflota el proyecto aprobado por los presidentes de un Banco del Mercosur y del Anillo Energético–, y a su vez intenta bilateralmente avanzar en pactos de defensa mutua para enfrentar agresiones bélicas externas. En cuanto a este tema, desde el 11 de setiembre de 2001 todos los países asumieron, con mayor o menor firmeza, el problema del terrorismo transnacional. Pero en lo que a Latinoamérica se refiere, los gastos efectivos en seguridad y armamento, no guardan la lógica de quien esté pensando en ese terrorismo, dado que lo que se compra –aviones, tanques, misiles, torpedos, helicópteros de combate–, tiene que ver con la potencialidad de conflictos binacionales. Y en este terreno los que más se han armado son los países que más pueden. Ha habido una especie de armamentismo inducido en Colombia en el marco del Plan Colombia de Estados Unidos, que en los últimos cinco años proveyó a ese país por concepto de U$S 3.890 millones. Y la Venezuela de Chávez, que siempre considera inminente una invasión de Estados Unidos, ha gastado hasta la fecha U$S 3.000 millones principalmente en armamento ruso y planea una cifra igual próximamente. En el cono sur, sólo Chile y Brasil fueron de la partida.
Para avanzar sobre la Comunidad Sudamericana de Naciones Chávez está pensando en retornar a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) –desde el Mercosur–, con la fuerza de los países pertenecientes a ella y que él conduce; y controlar también ese enorme espacio de poder. En su faz interna, tras haber jurado como presidente, ha anunciado el aggiornamiento de Venezuela al Socialismo Siglo XXI. Para ello su Asamblea Nacional ya le ha otorgado el poder de legislar por decreto, fundamentalmente en lo que se refiere a las nacionalizaciones. Esta facultad le permitirá a Chávez discrecionalmente elegir a quiénes le aplicará su socialismo y a quiénes no. Un ejemplo claro de esto último es el anuncio que le ha hecho tanto al presidente Luiz Inacio Lula da Silva como al presidente Néstor Kirchner. En este último caso, Paolo Rocca agradecido. Es imposible intentar definir desde la ideología la política de Chávez. Para nombrar uno de los últimos casos del socialismo siglo XXl, recientemente la República Socialista de Vietnam ha ingresado de la mano de Estados Unidos a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Con el doble de habitantes que la Argentina, atrajo más inversión extranjera directa que la India con sus 1.150 millones de habitantes. Este país fundado por el líder comunista Ho Chi Minh es, después de China, el que más crece en el Asia Pacífico.
Con respecto a Chávez y el salvataje a la cooperativa láctea argentina Sancor no se ha avanzado, es más, no fue tema que tratasen los presidentes de ambos países. Todo indica que Chávez pone sus petrodólares siempre donde el negocio es redituable, sea político o económico. Compró bonos argentinos y le fue tan bien que va por más. Apostó políticamente a Ortega en Nicaragua y hoy tiene un presidente que le responderá en su estrategia internacional. Sucede con Sancor que no le cierra desde afuera el destino de sus millones de dólares. Tal vez, lo tranquilizaría el contar con un asociativismo entre la cooperativa Sancor y otra de primer grado venezolana, para, oxigenando a esta última económicamente, tener más tranquilidad con el negocio.
Enero tuvo su Cumbre de Presidentes, pareciera que sólo para negocio político del venezolano. También pareciera que por derecha o por izquierda, las libertades de los latinoamericanos nunca transcurren bajo un cielo límpido.
Resulta inminente que el actual eurodiputado socialista Emilio Menéndez del Valle llegue a Bolivia como Embajador español ante este país. Su arribo indica –dada la jerarquía política del designado–, el interés con que España y la Unión Europea están siguiendo el proceso latinoamericano. Menéndez del Valle ha expresado que “sin un proceso integrador en América latina, transcurrirán muchas décadas sin que se vea la luz al final del túnel”. Pero también se mostró predispuesto –y abandonar Bruselas es prueba de ello–, en la cooperación de la búsqueda en conjunto para el encuentro de las soluciones a las causas estructurales que engendran pobreza, desempleo, hambre y el narcotráfico.